Domingo en la tarde, mi mente en vacio,
Mi vida girando alrededor de una respuesta
El silencio del sufrim
iento
inundaba mi alma llenándola de lagrimas,
provocadas por mi abuelito,
quien estaba en el hospital
en cuidados intensivos,
nunca imagine que lo
quisiera tanto.
Toda mi familia esperaba turno,
para observar a aquel hombre
con 72 años de vida
Y muchos momentos alegres vividos,
Su elegancia y su inteligencia.
Yo me encontraba sentada en el piso,
Recostada contra la pared
Blanca y fría de los hospitales,
no tenia ganas de entrar a romperme
el alma dando por hecho su muerte,
Al tener que despedirme,
de alguien a quien amaba tanto,
después de un largo tiempo
decidí entrar, lo vi ahí,
dando todas sus fuerzas
para soportar esta enfermedad,
y a pesar de todo el dolor
que sentí en ese momento,
me quede por varios minutos
observando el rostro de mi abuelo
me dio felicidad detenerme y
observar lo parecidos que somos,
tiene ojos negros, orejas y
nariz proporcionadas al tamaño de su cara,
tiene unos labios gruesos y rojos,
tiene cabello liso,
sus dientes y los míos parecen
cuadros de chicles.
Tiempo después entendí que una de las cosas
que mas me unía a este viejo
era el parecido que teníamos,
al realizar este escrito pedía persistencia,
paciencia y fé,
para que este viejo
pudieras salir de aquel hospital,
ahora lo único que puedo pedir
es que descanse en paz.
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